Gustavo era un pichoncito muy pedigüeño que vivía con su
papá y su mamá en un nido colmado de objetos.
Todos los días esperaba ansioso a
sus padres, quienes siempre le traían un regalo. Pero Gustavo pedía más.
"Pedía algo el lunes y algo el sábado. Pedía por la mañana y a la noche.
Pedía cuando masticaba y hasta pedía mientras dormía". Y no importaba
cuánto le regalaran, Gustavo siempre quería más. Y pedía, y pedía; y le traían
y le traían, hasta que en el nido no cabía ni un mosquito.
¿Qué hacer con un
pequeño que no para de pedir? ¿Cómo vivir en un nido que estalla de cosas?
¿Cuánto tiempo más pueden aguantar los papás?
A causa de esta costumbre
desenfrenada de pedir, toda la familia se ve envuelta en una serie de aventuras
Y cuando, después de tanto andar, todo parece estar en calma, un final
inesperado nos sorprende.
Y ahora traéme... es una historia que describe, con
una mirada de niño, los objetos preciados para un pajarito, como "barba de
choclo, para disfrazarse"; "un maní, patín" o "grillos
desafinados". Y relata, a partir de la exageración la situación límite que
atraviesa una familia.
¿POR QUÉ LAS NORMAS
Y LOS LÍMITES SON NECESARIOS?
· Dan seguridad y protección.
· Si el niño es más
fuerte que los padres, no se podrá sentir protegido por ellos.
· Permite predecir la
reacción de los padres ante determinadas situaciones y comportamientos.
· Ayudan al niño a tener
claros determinados criterios sobre las cosas. Son una referencia.
- Aceptar un límite es renunciar a un deseo y eso no es fácil para nadie.
- Si lo hace es por amor a los padres o porque
termina entendiendo que un NO paterno protege, cuida, ampara, contiene. Por eso
cada vez que el tema límite resulta muy conflictivo hay que analizar que está
pasando en el terreno del amor.
En una casa organizada donde papá y mamá intercambian roles clásicos y se ayudan mutuamente, todo será más natural y
espontáneo para los hijos.
Es allí, en la familia, donde se aprenden
los primeros valores. La cooperación y la solidaridad tienen como base el poder
ponerse en el lugar del otro.
Si el adulto muestra que tiene límites, que él no puede con todo, le está dejando al niño un espacio de acción posible.
¿PARA QUE LOS
LÍMITES?
Les decimos que NO para cuidarlos, protegerlos, para
que valoren la vida, su cuerpo, su tiempo.
Tendrán que aprender:
·
Que no todo en la vida es placer y
diversión.
·
Que el otro no es omnipotente, tiene sus
límites, se cansa...
·
Los niños aprenden a considerar si son
considerados
·
Aprender a respetar si son respetados.
Si ellos sienten que cuentan con nosotros, tenemos más chance de contar con
ellos.
·
Los chicos son egoístas decimos los
padres, Y si desde esa posición de egocentrismo parten, de ese sentir que son
el "solcito" de la casa, lugar que nosotros les damos, lugar que de a poco hay
que sacudir.
·
Enseñarles las obligaciones desde
chiquitos, a veces pretendemos "adolecentes" colaboradores cuando desde niños no
se les pidió nada.
¿COMO?
Cada hijo nos
evoca nos provoca distintos sentimientos
por lo que hay que mirar y escuchar a cada uno en particular y las resonancias
emocionales que la singularidad de cada quien despierta en los padres.
1. Las
normas que rigen la convivencia en la casa deben ser claras y explicitadas. Los
chicos no nacen sabiendo hábitos y buenos modales, no tienen idea de bien y de
mal.
2. La
prohibición debe ir en lo posible ligada a un permiso” en la pared no se
escribe, acá hay hojas o pizarrón” con el agua del inodoro no se juega, con
esta si”
3. Los
límites deben ser puestos sin enojo. No es una lucha de voluntades y deseos, ni
se trata de dominante y dominado sino de un padre que conduce.
4. Evitar
todo lo que implique una humillación calificándolo con palabras lastimosas.
5. Los
límites deben ser firmes, convincentes, en lo posible conjugados en plural, es
decir en nombre de ambos padres, evitando así los dobles mensajes.
6. No
excederse en las explicaciones. Si el límite es demasiado hablado la palabra se
vuelve ineficaz.
7. Evitar
las amenazas, especialmente las imposibles de cumplir. No es bueno obedecer por
miedo, pueden rebelarse más o volverse desafiantes.
8. En
lo posible la sanción debe ser acorde a la inconducta y posible de
efectivizarse
9. Ni
disciplina autoritaria ni permisividad abandónica.
Recibirán ordenes, no siempre serán
felicitados, no podrán encapricharse, siempre aparecerá el conflicto, el malestar,
los impedimentos en los proyectos y otros múltiple escollos.
Es cierto que se educa más con lo que
se hace que con lo que se dice, el ejemplo es el principal dispositivo y se
manifiesta en actitudes adultas coherentes y respetuosas de la ley y las
normas.
Tarde o temprano los chicos terminan
aceptando el límite, se dan cuenta de que es por su bien, que
es por amor y transitaran la vida con más seguridad y valorando a sus padres por
haberlos cuidado.
Quizás el principio educativo más básico
es enseñarles que no son el centro del universo, que los otros existen y que
nadie puede satisfacer todos sus deseos.
Asegurado el amor, habrá que enfrentarlos
con el NO, con la falta, con el no todo se puede.... Y así ,podrán situarse en la
vida como sujetos deseantes, protagonistas activos de su propia vida.